Las cataratas son una condición en la que el cristalino (es decir, la lente transparente y flexible ubicada detrás del iris) se vuelve opaco o nublado, lo que afecta la forma en que la luz pasa a través del ojo y llega a la retina, lo que resulta en una visión borrosa o distorsionada. Las cataratas suelen desarrollarse de forma progresiva y son más comunes con el envejecimiento, aunque también pueden ser causadas por factores como lesiones oculares, enfermedades, o el uso prolongado de ciertos medicamentos.
Con la edad y por el proceso oxidativo natural del cuerpo humano, el cristalino tiende a perder elasticidad y transparencia con el tiempo. Esta pérdida de elasticidad se conoce como presbicia, una condición visual progresiva que comienza alrededor de los 40 años.
Los tratamientos para cataratas incluyen la cirugía de extracción del cristalino opaco y su reemplazo por una lente intraocular (LIO). Este procedimiento es rápido, sin dolor y altamente efectivo. Existen diferentes tipos de LIOs, como monofocales, multifocales y tóricas, que se seleccionan según las necesidades del paciente. La cirugía puede realizarse con tecnología ultrasónica o láser, ambas ofreciendo alta precisión y rápida recuperación.